El claustro, aquel patio rodeado de galerías, es uno de los elementos característicos de la arquitectura colonial. Todas las actividades importantes de los conventos y monasterios se ubicaban alrededor de ellos, eso los convertía en espacios de jerarquía en la vida religiosa. La evidencia de esta importancia puede observarse en el cuidado que los religiosos ponían en su edificación y ornamentación, de manera de habernos legado, en su ejecución, algunos de los más bellos ejemplos de arquitectura sacra. De todos los existentes en nuestro territorio es, probablemente, el claustro principal del Convento de la Merced del Cusco uno de los más destacados.
Conjunto de La Merced |
Ubicados en pleno
centro de la ciudad, con frente a la calle Mantas; la iglesia y el convento de
la Merced conforman uno de los complejos pétreos más destacados del barroco
en el Cusco.
El lugar en que se
fundó el complejo había pertenecido a una Coya considerada como una huaca, por
lo que ya tenía una connotación sagrada. Su construcción, como la de la mayoría
de edificios cusqueños se inició en 1535, pero los sucesivos terremotos,
especialmente el de 1650, dañaron irremediablemente tanto la iglesia como los
claustros del convento, aunque en la reconstrucción se respetó la disposición de
los diversos elementos en el terreno.
Ingreso al claustro |
Luego del terremoto,
la obra fue continuada por el maestro Martín de Torres quien, según algunos
contratos, ya había sido llamado en 1631 para la elaboración del artesonado del
primer piso; por lo cual algunos autores le han atribuido la paternidad de la
portada lateral e incluso la del primer claustro. Por alguna razón no descubierta dicho contrato
no se cumplió, quedando la obra en manos del arquitecto Sebastián Martínez, a quien
también se le hicieron algunos encargos de carpintería. Martínez debió haber
iniciado las obras del claustro, pero estas no fueron terminadas sino hasta
1676 (1), por lo que finalmente habrían sido realizadas por su hijo: Diego
Martínez de Oviedo. Esta autoría está respaldada por diversos contratos, lo
mismo que por documentos de rentas y censos.
La contemplación del
edificio desde el patio interior puede traducirse en una experiencia estética
de primer orden. El claustro, de dos niveles, está constituido por sendas
arquerías de piedra labrada, de arcos de medio punto sostenidos por pilares de
sección rectangular.
Esa estructura podría, en principio, haber resultado densa
y pesada si tenemos en consideración que el área del patio es relativamente
pequeña, pero la percepción del espacio fue modificada por la presencia de columnas
adosadas a los pilares. El arquitecto debió haber previsto el posible efecto de
densidad y pesadez, no correspondientes a las intenciones del barroco del S. XVII,
por lo cual incorporó un conjunto de elementos y efectos visuales que aliviaran
el volumen y enriquecieran el espacio, pretendió “ocultar” los pilares con unas
esbeltas columnas de orden compuesto, haciendo que la visión se concentrara en
ellas. Para eso era necesario dotarlas de una imagen que concitara la atención del
observador, allí se hace efectiva y evidente la convergencia de la cantería y la
carpintería, pues el labrado de la piedra se hizo integrando los modelos usados
en la elaboración de retablos de madera.
Vista general del claustro |
Columna labrada del primer nivel |
Capiteles compuestos |
Las columnas del primer nivel fueron labradas, en toda su superficie, con dos tipos distintos de escamado, en el primer
tercio uno bastante denso y para los dos tercios superiores otro, organizado longitudinalmente en bandas verticales. Ambos sectores están separados por un astrágalo sobre el que se ubica una corona de hojas de
acanto. Todas las columnas son de orden compuesto, con capiteles de canastilla de hojas de
acanto rematados en volutas jónicas.
Pilar labrado |
Sobre el conjunto de la arquería corre un entablamento, adornado en su friso por sencillos paneles rectangulares de piedra y quebrado encima de cada columna por un can que sobresaliente.
Una ornamentada cornisa de gran vuelo corre sobre el friso, apoyada en canecillos, ese es el elemento que separa los dos niveles. En el conjunto prácticamente no queda un espacio vacío, pues incluso en las enjutas de los arcos fueron labradas flores.
Galería del segundo nivel |
Modillones sobre columnas |
El sólido y voluminoso sistema estructural resulta entonces aligerado por la riqueza de los relieves de las columnas que discurren delante de él, pasando, visualmente, a cumplir el papel de su simple enmarcamiento. Un recurso que revela la intencionalidad barroca del manejo de la imagen arquitectónica.
Todo el sistema es remarcado por el intenso asoleamiento que caracteriza a la capital cusqueña, el que contribuye a acentuar el efecto de relieve que se genera por el juego que produce, al caerle el sol, el contraste entre las zonas en luz y las zonas en sombra; ello incrementa la sensación de riqueza ornamental y dinamismo, tan característicos de la arquitectura barroca.
Tres galerías del primer nivel están techadas con viguerías de madera y la cuarta con bóvedas de crucería. Las del segundo nivel tienen techos artesonados decorados con elementos dorados.
La imagen de las galerías del primer nivel se complementa con las pinturas colocadas en su parte alta con la representación de escenas de la vida de San Pedro Nolasco, fundador de la orden mercedaria, pintadas en el Cusco por Ignacio Chacón. Asimismo los ingresos a las algunas habitaciones están enmarcados por portadas labradas en piedra, como el caso de la sala capitular.
Galería del primer nivel |
Tres galerías del primer nivel están techadas con viguerías de madera y la cuarta con bóvedas de crucería. Las del segundo nivel tienen techos artesonados decorados con elementos dorados.
La imagen de las galerías del primer nivel se complementa con las pinturas colocadas en su parte alta con la representación de escenas de la vida de San Pedro Nolasco, fundador de la orden mercedaria, pintadas en el Cusco por Ignacio Chacón. Asimismo los ingresos a las algunas habitaciones están enmarcados por portadas labradas en piedra, como el caso de la sala capitular.
Galería abovedada |
En el segundo nivel se ha montado un museo con obras de pintura y escultura
entre las que destacan lienzos de Bernardo Bitti, el primero y más importante
de los pintores italianos que realizaron labor en nuestro territorio lo mismo que diversas pinturas de la escuela cusqueña.
Un gran número de joyas en piedra, lienzo o metales preciosos sólo conjugables en una ciudad mágica: el Cusco.
Textos y fotos del autor
Bibliografía:
VIÑUALES Graciela (2007). Integración entre Arquitectura y Retablística en el Conjunto Mercedario del Cusco,
Ponencia del: IV Congresso Internacional do Barroco Íbero-americano. Ouro Preto, Brasil; Año.
Publicado por: Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana. Consultado en: www.upo.es/depa/webdhuma/areas/arte/4cb/pdf/Graciela%20Maria.pdf
Un gran número de joyas en piedra, lienzo o metales preciosos sólo conjugables en una ciudad mágica: el Cusco.
Textos y fotos del autor
Bibliografía:
VIÑUALES Graciela (2007). Integración entre Arquitectura y Retablística en el Conjunto Mercedario del Cusco,
Ponencia del: IV Congresso Internacional do Barroco Íbero-americano. Ouro Preto, Brasil; Año.
Publicado por: Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana. Consultado en: www.upo.es/depa/webdhuma/areas/arte/4cb/pdf/Graciela%20Maria.pdf
Autor: Si alguien te leyera y te quisieran citar ¿Cómo lo podrían hacer si no hay nombre? (Yo si se, porque te conozco).
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