domingo, 6 de diciembre de 2015

El mate burilado del Alto Mantaro


Hace algunos años, una visita a la feria dominical de Huancayo era un recorrido por un mundo casi mágico de formas, colores y personajes variados. Nuestros ojos iban de la textilería de San Pedro de Cajas a los bordados de la región o los juguetes de madera de Molinos; pasando por las delicadas figuras de los mates burilados de Cochas , para detenerse finalmente en los destellos de la platería de San Jerónimo de Tunán. Estos destacaban nítidamente en medio de productos alimenticios y todo tipo de objetos industriales que llegaban de Lima y de otras regiones. Todo se podía comprar en la feria y a ella venían pobladores desde las zonas más altas de la cordillera y desde valles aledaños. Huancayo se había convertido en un gran centro comercial, a partir de su conexión con Lima y la costa mediante el ferrocarril central pero sobre todo por el espíritu emprendedor de su gente, con gran visión e iniciativa.

Varios de los productos eran de larga tradición en el valle del Mantaro, pero algunos fueron incorporados al valle recién durante los siglos XIX y XX. La antigua relación comercial entre Lima y el Cusco, que tenía a la ciudad de Huamanga como punto obligado de paso, había convertido a esta última en un importante centro comercial y productivo. Al construirse el ferrocarril central, Lima inició una intensa relación comercial con Huancayo y el Cusco con Puno y Arequipa, llevando a Huamanga al desastre productivo y comercial. Esto motivó la migración de un buen número de productores artísticos y artesanales al nuevo centro comercial: el valle del Mantaro y la ciudad de Huancayo. Impulsados por la necesidad de supervivencia, buriladores, plateros e imagineros llegaron a la zona llevando sus técnicas tradicionales y las incorporaron a las que encontraron allí. A través de la presente serie de artículos pretendemos mostrar algunas de las notables tradiciones de la zona. Empezamos, en primer lugar, con la matería se Cochas.

Frutos decorados
Mate pirograbado hallado en
Huaca Prieta (La Libertad)*
El uso del mate (fruto de la lagenaria que conocemos tambièn como calabaza) para fines utilitarios es muy antiguo en nuestro territorio, era usado como recipiente para alimentos hace probablemente más de 6 000 años. Su uso luego adquirió carácter simbólico y fue incorporado a dinámicas de culto. En la colonia su empleo continuó, formó parte de la vajilla del hogar, sencilla o decorada, incluso engastada en plata, según era la capacidad económica de sus propietarios.


Cofrecillo decorado procedente
de Ayacucho*

Esta tradición artística tuvo muchos realizadores en las ciudades de Huamanga y Huanta en Ayacucho, también en la región de Huancavelica, ambas constituían la zona del Bajo Mantaro; los centros de producción de la región Junín entre tanto formaban parte del Alto Mantaro. Las condiciones económicas del siglo XIX y sobre todo del XX favorecieron a la zona del Alto Mantaro, específicamente en los pueblos de Cochas Grande y Cochas Chico en el distrito del Tambo de la provincia de Huancayo.


Las técnicas
Mate en proceso de ser burilado
Para la elaboración de las piezas, una vez secos y luego de haber vaciado su contenido, los mates se burilan, labrando la superficie con un objeto punzante sobre unos trazos hechos previamente con lápiz. Una vez realizadas las incisiones se puede optar por dos tipos principales de acabado.
Tècnica huamanguina
Uno de ellos consiste en preparar un betún de color negro, mezcla de tizne con grasa, con el que se unta el mate, consiguiendo que se introduzca en las incisiones, así quedan delineados los diseños en color negro sobre la superficie amarillenta. Esta técnica, pese a ser realizada en Cochas, aún conserva su nombre de Huamanguina. La otra técnica consiste en quemar la corteza del mate, previamente burilado, con astillas de qeñual (polilepys spp.).
Técnica huanca de pirobrabado
De ese modo se obtienen diversas tonalidades en la superficie, desde el naranja parduzco hasta el casi negro, según el tiempo de la aplicación; su acabado final tiene tantas gradaciones que es difícil creer que provienen de quemado y no de colorantes o anilinas; esta técnica es la llamada
Huanca.
A estos dos tipos de acabados se agrega actualmente diversas técnicas, como la coloración de las superficies con anilinas, reproduciendo los diseños de los textiles bordados  lo cual es poco tradicional pero ha mejorado su posicionamiento en el mercado.

Mate con representación de la
Batalla de Angamo
s**
Las representaciones
Desde sus orígenes ayacuchanos las representaciones de los mates han reflejado los acontecimientos importantes de la vida. Así encontramos escenas alusivas a grandes hechos históricos, lo mismo que imágenes de festividades populares o familiares, acompañados de escenas de trabajo, de la vida cotidiana y del paisaje de la región. 

Aparecen también festividades populares, especialmente escenas de la festividad de Santiago Apóstol, de la siembra y cosecha de papas, lo mismo que danzas y ritos de la zona: el huaylars, los shapish, la huaconada y otras. Estas se labran en el sector central del mate mientras que los sectores superior e inferior se decoran con complicadas formas geométricas o simulaciones de flores y enredaderas, siguiendo la tradición del arte mudéjar.

Las formas
Mate azucarero*
Puru
Siendo los mates productos orgánicos, sus formas son variadas. Cuando son labrados, los artistas se acomodan a esas formas para producir objetos utilitarios o decorativos. Así tenemos: azucareros, de forma globular, a los que se les corta la parte superior dejando los bordes con puntas de estrella y que tienen fin utilitario.

Huiro
Una de las formas más comunes es la llamada puru, de forma parecida una pera, los alargados, usualmente labrados con diseños horizontales son llamados huiros y los de forma curva son convertidas por los materos en bellas aves.

Aves
Artistas
La matería es una actividad que mantiene vigencia en la zona, sus artistas siguen produciendo, como el caso de la familia Veli, Ángel Alfaro o Sixto Seguil, de la dinastía de la familia Dorregaray, su línea materna, de larga tradición en la producción artística.

Nuestra visita al valle del Mantaro nos ha permitido verificar la estrecha relación que establecen los artistas populares con su entorno, del que se convierten en voceros permitiéndonos gozar de la experiencia estética que proporcionan sus obras, en las que confluyen armoniosamente la forma, el color y, sobre todo, la vitalidad y expresividad de sus representaciones.

Textos y fotos de Carlos Cosme

* Fotos tomadas de:
STATSNY, Francisco. (1981). Las Artes Populares del Perú. Editorial EDUBANCO, Madrid.
** Dibujos tomados de:
RÍOS, Sirley y ZÁRATE, Juan, (2001). Breve historia gráfica de la plástica andina. Seminario de Historia Rural Andina. Lima.

Bibliografìa:
AAVV. (2006). El fruto decorado. Mates burilados del Valle del Mantaro (siglos XVIII-XX). URP-ICPNA. Lima,



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