Arquitectura que emerge del agua
Atardecer a orillas del Titicaca |
El ecosistema altiplánico, definido por una altitud
superior a los 3 800 msnm., ha planteado enormes retos a los grupos humanos que
se asentaron en su territorio. Estos grupos han tenido que aprender a enfrentar
un clima con temperaturas muy por debajo de los cero grados, con heladas,
nieve, granizo y fuertes vientos. En oposición a las dificultades que
estas condiciones generaban, los seres humanos habitaron esta región desde
mucho antes de la era cristiana, domesticando auquénidos y productos vegetales
como la papa y la quinua, para constituir una economía exitosa que sirvió de
base al desarrollo de altas culturas como Tiwanaku o los reinos aimaras.
Camellones a orillas del Titicaca |
Es decir aquella cuyas pautas formales y tecnológicas provienen de la respuesta apropiada de sus constructores a las condiciones del clima, el paisaje y los materiales de cada lugar, mediada por su cultura y que, de ese modo, se convierten en arquetipos constructivos.
El lugar
El Collao, es decir el altiplano peruano boliviano es un
territorio que se extiende desde el departamento del Cusco hacia el sur, hasta
el lago Poopó en Bolivia, tiene una altura que oscila entre los 3 800 y los 4
600 msnm. Con una zona de depresión al sur, de menor altura, en la cual se
halla localizado el lago Titicaca, en una hoya de más o menos 60,000 km2. Esta presencia le proporciona uniformidad al
terreno como zona de extensas llanuras aluviales cubiertas de pastos y
matorrales. Al lago confluyen la mayoría de ríos del altiplano a excepción del
río Desaguadero que, por el contrario, sale de él para llevar sus aguas al lago
Poopó.
El clima se caracteriza por la oscilación de sus temperaturas,
con fuertes variantes entre las correspondientes al día y a la noche. La media
va de 0º a 7º, mientras que la máxima va de 15º a 22º y la mínima de -9º a -22º
centígrados. La sensación de frío también es variable durante el día, según se
mida a la sombra o en exposición al sol. Las lluvias, el granizo y la nieve son
frecuentes, su temporada va desde octubre hasta mayo reverdeciendo el
territorio que adopta tonalidades grises y marrones en la otra época del año.
Es de tenerse en cuenta, a este respecto, que las aguas del lago cumplen una
función estabilizadora de la temperatura y el clima en general de sus zonas
aledañas, al absorber el calor del medio durante el día y devolverlo por las
noches –cuando la temperatura exterior desciende mucho–.
Los Uros
Entre los diversos pueblos que habitaron la región
altiplánica, los uros constituyeron un sector tradicionalmente minoritario aunque
se les asumía como los más antiguos pobladores de la zona, relegados desde
épocas ancestrales se pensaba que constituían los remanentes de una raza en
extinción que incluso habría perdido su idioma.
Imagen de los pobladores uros* |
Los documentos de la época de la dominación española designaban como uros a los pobladores más pobres de la meseta del
Collao, a quienes por su precariedad no era posible exigir el mismo tributo que
a los aimaras.
Se les designaba fundamentalmente por su condición económica y no por su condición étnica o lingüística, también se nombraba así a los pescadores más pobres de las costas de Arica, aunque es posible que, dada la tradición de manejo de enclaves por parte de los pobladores altiplánicos, existiese alguna relación entre los pobladores costeños y los del Collao. Su condición de desposeídos de tierras de cultivo les habría llevado a poblar los matorrales del lago desde donde habrían empezado a poblar las aguas mismas.
Se les designaba fundamentalmente por su condición económica y no por su condición étnica o lingüística, también se nombraba así a los pescadores más pobres de las costas de Arica, aunque es posible que, dada la tradición de manejo de enclaves por parte de los pobladores altiplánicos, existiese alguna relación entre los pobladores costeños y los del Collao. Su condición de desposeídos de tierras de cultivo les habría llevado a poblar los matorrales del lago desde donde habrían empezado a poblar las aguas mismas.
Las Islas
Las islas flotantes están localizadas en la bahía de Puno,
en el sector oeste del Lago Titicaca, aproximadamente a 7 km. Al noreste de
esta ciudad, 15º 50’ de longitud oeste del meridiano de Grenwich; a una altitud
aproximada de 3810 msnm. Presentan un clima frío y seco, con abundantes lluvias acompañadas de fuertes vientos y oleajes en la tardes, mientras en
invierno hace bastante frío por las noches y de día presentan fuerte
asoleamiento. Forman parte de la
Reserva Nacional del Titikaka y han sido construidas en la zona de totorales
más grande del territorio peruano, estos favorecen el equilibrio del
ecosistema constituyendo el hábitat tanto de diversas aves silvestres como de
algunas variedades de peces.
La totora
Pero es, sin duda alguna, la totora el producto básico y
fundamental de la flora de esa zona, la base sobre la cual se erige el mundo de
los uros. La totora es una planta acuática que puede crecer espontáneamente en
los humedales. Es un tipo de junco de hojas perennes, sus raíces forman
penachos delgados que dan anclaje a la planta en el sustrato de fango.
De la raíz se despliega el rizoma, constituido por un cilindro vertical con muchos haces semileñosos que se extienden horizontalmente bajo el agua, estos contienen gran cantidad de sustancias de reserva, lo que permite a las plantas mantenerse en estado de latencia durante los períodos de sequía. Cuando vuelven los períodos de humedad, rebrotan inmediatamente las yemas. Los rizomas contienen gran cantidad de yodo, por lo que sirven de alimento y tienen importante valor medicinal. Sirven como astringente para controlar las diarreas, lo mismo que se le emplea para combatir la fiebre. Los tallos y las hojas de la totora son erectos y lisos, pudiendo alcanzar una altura de tres y hasta cuatro metros por encima del agua. Están compuestos de un tejido vegetal que permite mantener en su interior abundante agua y aire, en proporciones estables durante largos períodos de tiempo, de modo que puedan mantenerse erectas. La fibra de totora es utilizada para elaborar todo tipo de artefactos. Dispuesta en gavillas y en capas tiene una gran capacidad de aislamiento térmico y acústico, por lo que presta gran utilidad como material de construcción.
De la raíz se despliega el rizoma, constituido por un cilindro vertical con muchos haces semileñosos que se extienden horizontalmente bajo el agua, estos contienen gran cantidad de sustancias de reserva, lo que permite a las plantas mantenerse en estado de latencia durante los períodos de sequía. Cuando vuelven los períodos de humedad, rebrotan inmediatamente las yemas. Los rizomas contienen gran cantidad de yodo, por lo que sirven de alimento y tienen importante valor medicinal. Sirven como astringente para controlar las diarreas, lo mismo que se le emplea para combatir la fiebre. Los tallos y las hojas de la totora son erectos y lisos, pudiendo alcanzar una altura de tres y hasta cuatro metros por encima del agua. Están compuestos de un tejido vegetal que permite mantener en su interior abundante agua y aire, en proporciones estables durante largos períodos de tiempo, de modo que puedan mantenerse erectas. La fibra de totora es utilizada para elaborar todo tipo de artefactos. Dispuesta en gavillas y en capas tiene una gran capacidad de aislamiento térmico y acústico, por lo que presta gran utilidad como material de construcción.
Poblamiento
actual
No tenemos información que sustente el hecho que los habitantes actuales de la isla sean descendientes de los grupos étnicos originales. La población contemporánea está
distribuida actualmente en 40 islas organizadas en cuatro sectores: sector
Huerta Kantuta, sector Santa Cruz, sector Páramos y sector Marccon. Sus
actividades productivas principales han sido, por mucho tiempo, la pesca y la
caza en las islas, aunque no se internan en el lago a pescar sino que lo hacen
de noche en sus propias islas. Realizan también producción artesanal, sobre
todo de textiles, hacen también
trabajos de totora como balsas, representaciones de animales y también disecan
aves del lago. Desde la segunda mitad del siglo XX, su economìa ha
estado sustentada en el turismo, el cual se ha incrementado notablemente en
estos últimos años en el conjunto de la región modificando,de modo importante, la dinámica de vida en las islas.
Arquitectura emergiendo del agua
La totora abundante en la zona ha permitido la construcción de las “islas
flotantes” de los uros que, curiosamente debemos aclarar, en realidad no son islas ni
flotan, son realmente balsas ancladas al fondo del lago mediante palos y sogas.
Bloques de kille |
Capas sucesivas de totora |
Las viviendas
Algunas zonas de la isla se elevan ligeramente respecto
al resto, sobre esas elevaciones se erige las viviendas constituidas por habitaciones unicelulares de poca altura con base rectangular
y techo a dos aguas; es usual que estén constituidas por una sola habitación,
aunque algunas pueden tener un número mayor, en ese caso las habitaciones se
organizan en grupos pero no se interconectan. En ellas se lleva a
cabo funciones diversas, menos la de cocinas, por el temor a los incendios. Las
cocinas son unidades independientes de forma aproximadamente cónica en cuyo
interior se coloca un fogón de cerámica, el recinto sirve también de depósitos
de alimentos.
Disposición circular y torre mirador* |
Cocina y almacén |
Las viviendas de totora
protegen muy bien de las inclemencias del clima, son resistentes al viento y al
granizo, se mantienen frías en verano y abrigadas y calientes en invierno.
Permiten un pausado intercambio del aire entre el interior y el exterior, así
como la salida del humo sin necesidad de una chimenea. Para asegurar el
aislamiento los vanos de las puertas se cubren también con totora y las
habitaciones tradicionalmente carecen de ventanas. Debemos
remarcar que si bien estos usos se basan en las propiedades del material, son la
inventiva y la capacidad humana las que han permitido aprovechar al máximo su potencialidad en la lucha por alcanzar un modo de vida
confortable.
Unidades de alojamiento |
Comedor |
El término monumento, que se refiere esencialmente al recuerdo, suele estar asociado a objetos notables por su calidad artística o histórica, olvidando, a veces, su perspectiva social.
Creemos que las islas flotantes del Titicaca y las edificaciones que ellas contienen son una muestra de la gran capacidad de los seres humanos de enfrentar condiciones de vida difíciles y, sobreponiéndose a esas condiciones, utilizar eficientemente los recursos del medio para ocupar cualquier territorio y acondicionarlo a sus necesidades. Cada vez que he partido de regreso de las islas lo he hecho con el convencimiento que constituyen un monumento a la capacidad transformadora de los seres humanos.
Textos y fotos: Carlos Cosme.
* Tomadas de internet
Fascinante, qué ganas de ir al lago...
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