domingo, 20 de diciembre de 2015

Las islas de uros en el Titicaca

Arquitectura que emerge del agua


Atardecer a orillas del Titicaca
El ecosistema altiplánico, definido por una altitud superior a los 3 800 msnm., ha planteado enormes retos a los grupos humanos que se asentaron en su territorio. Estos grupos han tenido que aprender a enfrentar un clima con temperaturas muy por debajo de los cero grados, con heladas, nieve, granizo y fuertes vientos. En oposición a las dificultades que estas condiciones generaban, los seres humanos habitaron esta región desde mucho antes de la era cristiana, domesticando auquénidos y productos vegetales como la papa y la quinua, para constituir una economía exitosa que sirvió de base al desarrollo de altas culturas como Tiwanaku o los reinos aimaras.

Camellones a orillas del Titicaca
De un lado, se produjo un reconocimiento exhaustivo de los recursos alimenticios de la zona y por otro lado se impulsó la inventiva humana para aprender a enfrentar su difícil clima. El resultado de estas acciones fue la adaptación del territorio y la generación de condiciones para permitir su habitabilidad.

Las islas de totora construidas en el lago Titicaca son uno de los ejemplos más importantes de la arquitectura vernácula, a la cual Jorge Burga define como arquitectura sin arquitectos.
Es decir aquella cuyas pautas formales y tecnológicas provienen de la respuesta apropiada de sus constructores a las condiciones del clima, el paisaje y los materiales de cada lugar, mediada por su cultura y que, de ese modo, se convierten en arquetipos constructivos.

El lugar
El Collao, es decir el altiplano peruano boliviano es un territorio que se extiende desde el departamento del Cusco hacia el sur, hasta el lago Poopó en Bolivia, tiene una altura que oscila entre los 3 800 y los 4 600 msnm. Con una zona de depresión al sur, de menor altura, en la cual se halla localizado el lago Titicaca, en una hoya de más o menos 60,000 km2. Esta presencia le proporciona uniformidad al terreno como zona de extensas llanuras aluviales cubiertas de pastos y matorrales. Al lago confluyen la mayoría de ríos del altiplano a excepción del río Desaguadero que, por el contrario, sale de él para llevar sus aguas al lago Poopó.

El clima se caracteriza por la oscilación de sus temperaturas, con fuertes variantes entre las correspondientes al día y a la noche. La media va de 0º a 7º, mientras que la máxima va de 15º a 22º y la mínima de -9º a -22º centígrados. La sensación de frío también es variable durante el día, según se mida a la sombra o en exposición al sol. Las lluvias, el granizo y la nieve son frecuentes, su temporada va desde octubre hasta mayo reverdeciendo el territorio que adopta tonalidades grises y marrones en la otra época del año. Es de tenerse en cuenta, a este respecto, que las aguas del lago cumplen una función estabilizadora de la temperatura y el clima en general de sus zonas aledañas, al absorber el calor del medio durante el día y devolverlo por las noches –cuando la temperatura exterior desciende mucho–.

Los Uros
Entre los diversos pueblos que habitaron la región altiplánica, los uros constituyeron un sector tradicionalmente minoritario aunque se les asumía como los más antiguos pobladores de la zona, relegados desde épocas ancestrales se pensaba que constituían los remanentes de una raza en extinción que incluso habría perdido su idioma.

Imagen de los pobladores uros*
Se hallaban distribuidos en varios sectores. El mayor número de ellos habitaba en territorio boliviano. En el Perú se hallaban divididos en dos sectores: uno en tierra firme denominado Urus Chulluni, al norte de la ciudad de Puno en el área circundante de la Isla Esteves y el otro sector es el de las islas flotantes.

Los documentos de la época de la dominación española designaban como uros a los pobladores más pobres de la meseta del Collao, a quienes por su precariedad no era posible exigir el mismo tributo que a los aimaras.
Se les designaba fundamentalmente por su condición económica y no por su condición étnica o lingüística, también se nombraba así a los pescadores más pobres de las costas de Arica, aunque es posible que, dada la tradición de manejo de enclaves por parte de los pobladores altiplánicos, existiese alguna relación entre los pobladores costeños y los del Collao. Su condición de desposeídos de tierras de cultivo les habría llevado a poblar los matorrales del lago desde donde habrían empezado a poblar las aguas mismas.

Las Islas
Las islas flotantes están localizadas en la bahía de Puno, en el sector oeste del Lago Titicaca, aproximadamente a 7 km. Al noreste de esta ciudad, 15º 50’ de longitud oeste del meridiano de Grenwich; a una altitud aproximada de 3810 msnm. Presentan un clima frío y seco, con abundantes lluvias acompañadas de fuertes vientos y oleajes en la tardes, mientras en invierno hace bastante frío por las noches y de día presentan fuerte asoleamiento. Forman parte de la Reserva Nacional del Titikaka y han sido construidas en la zona de totorales más grande del territorio peruano, estos favorecen el equilibrio del ecosistema constituyendo el hábitat tanto de diversas aves silvestres como de algunas variedades de peces.

La totora
Pero es, sin duda alguna, la totora el producto básico y fundamental de la flora de esa zona, la base sobre la cual se erige el mundo de los uros. La totora es una planta acuática que puede crecer espontáneamente en los humedales. Es un tipo de junco de hojas perennes, sus raíces forman penachos delgados que dan anclaje a la planta en el sustrato de fango.
De  la raíz se despliega el rizoma, constituido por un cilindro vertical con muchos haces semileñosos que se extienden horizontalmente bajo el agua, estos contienen gran cantidad de sustancias de reserva, lo que permite a las plantas mantenerse en estado de latencia durante los períodos de sequía. Cuando vuelven los períodos de humedad, rebrotan inmediatamente las yemas. Los rizomas contienen gran cantidad de yodo, por lo que sirven de alimento y tienen importante valor medicinal. Sirven como astringente para controlar las diarreas, lo mismo que se le emplea para combatir la fiebre. Los tallos y las hojas de la totora son erectos y lisos, pudiendo alcanzar una altura de tres y hasta cuatro metros por encima del agua. Están compuestos de un tejido vegetal que permite mantener en su interior abundante agua y aire, en proporciones estables durante largos períodos de tiempo, de modo que puedan mantenerse erectas. La fibra de totora es utilizada para elaborar todo tipo de artefactos. Dispuesta en gavillas y en capas tiene una gran capacidad de aislamiento térmico y acústico, por lo que presta gran utilidad como material de construcción. 

Poblamiento actual
No tenemos información que sustente el hecho que los habitantes actuales de la isla sean descendientes de los grupos étnicos originales. La población contemporánea está distribuida actualmente en 40 islas organizadas en cuatro sectores: sector Huerta Kantuta, sector Santa Cruz, sector Páramos y sector Marccon. Sus actividades productivas principales han sido, por mucho tiempo, la pesca y la caza en las islas, aunque no se internan en el lago a pescar sino que lo hacen de noche en sus propias islas. Realizan también producción artesanal, sobre todo de textiles, hacen también trabajos de totora como balsas, representaciones de animales y también disecan aves del lago. Desde la segunda mitad del siglo XX, su economìa ha estado sustentada en el turismo, el cual se ha incrementado notablemente en estos últimos años en el conjunto de la región modificando,de modo importante, la dinámica de vida en las islas.

Arquitectura emergiendo del agua
La totora abundante en la zona ha permitido la construcción de las “islas flotantes” de los uros que, curiosamente debemos aclarar, en realidad no son islas ni flotan, son realmente balsas ancladas al fondo del lago mediante palos y sogas.

Bloques de kille
Para posibilitar la construcción de la isla los habitantes traen, desde distancias a veces mayores a cinco kilómetros, bloques sólidos producidos por el entretejido natural de raíces de totora y fango endurecido. Este material, al que los pobladores denominan kille, es aceptablemente compacto pero de baja densidad y de gran porosidad interna, por lo que su flotabilidad es alta. Estos bloques son atravesados por palos atados con sogas de modo de permitir su anclaje al fondo del lago e impedir su desplazamiento involuntario, se unen lateralmente y se aseguran con sogas para posibilitar su arriostre horizontal.
Sobre esta base, suficientemente sólida, se va superponiendo sucesivas capas de totora, asegurándose de entrecruzar el sentido de las varillas para proporcionar estabilidad al conjunto.

Capas sucesivas de totora
El grosor mínimo de las islas es de dos metros: uno de kille y, sobre él, otro metro de capas superpuestas de totora. Esta, como material orgánico, se descompone por lo que permanentemente es necesario acopiar nuevas capas de modo de ir reemplazando las descompuestas. Vale decir la isla está siempre en proceso de construcción mediante el acopio sucesivo de capas de totora.

Las viviendas
Algunas zonas de la isla se elevan ligeramente respecto al resto, sobre esas elevaciones se erige las viviendas constituidas por habitaciones unicelulares de poca altura con base rectangular y techo a dos aguas; es usual que estén constituidas por una sola habitación, aunque algunas pueden tener un número mayor, en ese caso las habitaciones se organizan en grupos pero no se interconectan. En ellas se lleva a cabo funciones diversas, menos la de cocinas, por el temor a los incendios. Las cocinas son unidades independientes de forma aproximadamente cónica en cuyo interior se coloca un fogón de cerámica, el recinto sirve también de depósitos de alimentos.

Disposición circular y torre mirador*
La distribución de las unidades de vivienda tiende a definir espacios centrales, teniendo ubicación preferente el embarcadero –lugar donde atracan los botes y las balsas de totora– que constituye el elemento fundamental de integración y comunicación del grupo humano. En él se coloca una estructura de madera a modo de torre observatorio que permite la relación mutua entre islas y el conocimiento de la llegada de las embarcaciones. Haces de totora atada, en proceso de secamiento pueblan el espacio revelando la importancia que este material tiene en la vida de los pobladores.

Cocina y almacén
Tanto las habitaciones como las cocinas están construidas, en muros y techos, con petates de totora amarrados con fibras del mismo material y estructurados mediante el entretejido de la propia totora o, en algunos casos, con haces de considerable rigidez. Todos los elementos de la arquitectura se confeccionan con el mismo material, las puertas se cierran con cortinas que también son petates que se recogen y estiran para permitir el ingreso. Los techos también son petates con los que se cubren las habitaciones, aunque desde tiempos reciente se está colocando plásticos o incluso calaminas para permitir una mayor impermeabilidad, aunque cubiertos para conservar la imagen ya establecida.

Las viviendas de totora protegen muy bien de las inclemencias del clima, son resistentes al viento y al granizo, se mantienen frías en verano y abrigadas y calientes en invierno. Permiten un pausado intercambio del aire entre el interior y el exterior, así como la salida del humo sin necesidad de una chimenea. Para asegurar el aislamiento los vanos de las puertas se cubren también con totora y las habitaciones tradicionalmente carecen de ventanas. Debemos remarcar que si bien estos usos se basan en las propiedades del material, son la inventiva y la capacidad humana las que han permitido aprovechar al máximo su potencialidad en la lucha por alcanzar un modo de vida confortable.

Unidades de alojamiento
El desarrollo del turismo en sus variedades ecológica, vivencial y de naturaleza, han modificado las dinámicas tradicionales de la vida de las islas, consiguientemente han sido modificados también los procesos constructivos y sus esquemas de organización. Se ha instalado albergues construyendo unidades de alojamiento y de aprovisionamiento de algunos servicios. Se ha construido habitaciones de base circular y techo cónico que sirven como dormitorios, lo mismo que unidades rectangulares de tamaño mayor para comedores, salas de estar e incluso tiendas con productos diversos. En este caso, se ha incorporado elementos estructurales de madera, ventanas e incluso formas arquitectónicas ajenas a la tradición de las islas.
Comedor
También por comodidad de los visitantes han sido incorporadas unidades de baños prefabricadas, a las que se ha dotado de agua caliente por medio del uso de paneles solares que aprovechan el intenso sol que baña las islas casi todo el año, proporcionando también energía para algunos elementos internos de iluminación y sonido.


El término monumento, que se refiere esencialmente al recuerdo, suele estar asociado a objetos notables por su calidad artística o histórica, olvidando, a veces, su perspectiva social.


Creemos que las islas flotantes del Titicaca y las edificaciones que ellas contienen son una muestra de la gran capacidad de los seres humanos de enfrentar condiciones de vida difíciles y, sobreponiéndose a esas condiciones, utilizar eficientemente los recursos del medio para ocupar cualquier territorio y acondicionarlo a sus necesidades. Cada vez que he partido de regreso de las islas lo he hecho con el convencimiento que constituyen un monumento a la capacidad transformadora de los seres humanos.




Textos y fotos: Carlos Cosme.


* Tomadas de internet


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